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Miedo a los sismos activa tu amígdala y esto pasa con tu cuerpo
El miedo a los sismos activa una de las partes más primitivas del cerebro humano. Lejos de tratarse de un signo de debilidad, el miedo es una manifestación del instinto de supervivencia ante los fenómenos de la naturaleza y expresa el deseo de mantener la vida. Este miedo a los temblores también se ha llamado tremofobia, te decimos qué es.
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¿Miedo a los sismos? Esto pasa en tu cuerpo cuando comienza un sismo
En ese sentido, justo en esos momentos de temor y miedo a los temblores, el cuerpo también reacciona pues se percibe en una nueva situación de la cual no se tiene control y se activa la amígdala, una de las partes más primitivas del cerebro que nos prepara para dos acciones: huir o atacar.
Después, en un segundo momento, se activa la corteza cerebral, una zona con gran cantidad de neuronas con una red de conexiones que permiten tener un repertorio de recuerdos de todo tipo y la clásica película catastrófica interna en la que “pasa toda la vida frente a nuestros ojos”.
No existe la tremofobia y no debe patologizarse la vida cotidiana
De acuerdo con información publicada en la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la tremofobia es un término acuñado para referirse al temor incontrolable, persistentes y desmesurado frente a los movimientos sísmicos, un problema que afectaría las relaciones sociales y familiares.
Sin embargo, determinar que hay una fobia a los temblores, como se ha especulado, es erróneo, de acuerdo con los profesores de la Facultad de Psicología Hugo Sánchez Castillo y Ricardo Trujillo Correa, quienes aseguraron que el término no es clínicamente válido.
Sánchez Castillo considera que este concepto iría un poco más ligado a las secuelas que dejan los sismos como “la ansiedad y el estrés postraumático, pero en sí no se encuentra en dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM5), que es la obra más completa y actualizada de la práctica clínica, a disposición de los médicos especializados en salud mental y de los investigadores”.
Por su parte, Trujillo Correa criticó el mal uso del término tremofobia, debido a que no hay evidencia, relevancia ni trabajos y mucho menos peso científico que sustente la fobia a los temblores:
“Me parece que estamos nutriendo esto de patologizar la vida cotidiana. A todo lo que nos sucede, ya le queremos dar un significado distinto. Si se muere mi perro, es válido que esté triste, pero si ese sentimiento dura una semana, ya muchos señalan que tengo depresión y lo mismo pasa al usar este término”.
Así, el miedo a los temblores es algo normal y que no se debe esconder ni tener pena por mencionarlo, ya que es algo que forma parte de nuestra naturaleza y que incluso nos permite estar alerta ante estos movimientos telúricos como refiere también Trujillo:
“El miedo nunca desaparece. Nosotros como psicólogos trabajamos para que las personas resignifiquen esa emoción y tengan una forma diferente de afrontarla. No debemos ver lo que sentimos debido a los sismos como algo negativo, sino como una adaptación. No se debe remover, sino aprender a vivirlo”.
El miedo a los sismos es normal, estas son las recomendaciones de los expertos en salud mental
Hugo Sánchez manifestó además que sentir miedo a los temblores resulta fundamental para la supervivencia, es algo natural e incluso saludable, aunque dejó en claro que cuando se agudiza y se vuelve patológico es necesaria la atención con especialistas.
Por lo anterior, la primera recomendación de los expertos en salud mental es concientizar el miedo y hacer ejercicios de respiración para recuperar la sensación de autocontrol:
“Así manejamos el flujo de imágenes que constituyen el pensamiento. Somos ya el directos de la película y podemos concluirla como más nos guste”.
Otras recomendaciones son:
- Platicar con nuestros seres queridos para sentirnos acompañados y compartir experiencias.
- Apoyo psicológico para reconocer las causas del miedo con profundidad.
- Apoyo médico para contrarrestar síntomas de angustia o ansiedad.
- Apoyo religioso para fortalecer tu espiritualidad.
- Técnicas alternativas como la homeopatía, la meditación o la acupuntura para canalizar las emociones.
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Finalmente, recuerda atender siempre las recomendaciones oficiales de prevención y consultar con un especialista en Psicología.
Con información de: Ibero y UNAM
Fotografía: UNAM Global