¿Enfermos imaginarios? Así son los pacientes hipocondríacos

¿Enfermos imaginarios? Los pacientes hipocondríacos sienten temor y preocupación desmedidos por tener enfermedades graves. Te decimos qué es la hipocondría.
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¿Enfermos imaginarios? Así son los pacientes con hipocondría
Al respecto, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), refiere que la principal característica de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo:
“Puede ocurrir, por ejemplo, con lunares, pequeñas heridas, toses, incluso latidos del corazón”.
Aunque el médico le asegure que no tiene nada, el paciente hipocondríaco solamente se queda tranquilo un rato, pero su preocupación regresa se nuevo.
Las clasificaciones internacionales de enfermedades consideran la hipocondría como un trastorno somatomorfo o dentro de los trastornos neuróticos:
“Siguiendo los criterios, estaríamos hablando de un paciente que, de forma prolongada en el tiempo (al menos seis meses), presenta una preocupación intensa por su propia salud, con temor a llegar a tener (o el convencimiento de que tiene) una enfermedad grave”.
¿Cuáles son los síntomas de la hipocondría?
Los síntomas que el paciente con hipocondría percibe suelen ser sensaciones corporales normales:
- Percepción aumentada del funcionamiento fisiológico
- Respiración acelerada
- Latidos cardíacos aumentados
- Estado emocional inestable.
Junto a esta forma primaria de hipocondría, con mucha frecuencia, el paciente presenta rasgos y características de otras patologías psiquiátricas como la ansiedad, la depresión, las somatizaciones, los trastornos obsesivo-compulsivos, entre otros.
Pacientes con hipocondría mueren antes: estudio
En ese sentido, un equipo de investigadores suecos realizó un seguimiento de unas 42 mil personas de las cuales, mil padecían ansiedad por enfermedad.
A lo largo de dos décadas comprobaron que las personas con el hipocondría tenían mayor riesgo de muerte:
“Además, el riesgo de muerte aumentaba tanto por causas naturales como no naturales”.
De los hallazgos, los investigadores explican que mediante su análisis pudieron detectar que las personas que morían por causas naturales presentaban mayor mortalidad por causas respiratorias, cardiovasculares y desconocidas.
“Curiosamente no presentaron un aumento de la mortalidad por cáncer, pese a que la ansiedad por el cáncer está muy extendida en esta población”.
Por otro lado, la causa principal de muerte no natural en el cohorte de trastorno de ansiedad por enfermedad fue el suicidio, con un aumento del al menos cuatro veces respecto al resto de sujetos.
Los expertos además señalan que la hipocondría se relaciona estrechamente con los trastornos psiquiátricos:
“Dado que el riesgo de suicidio aumenta con las enfermedades psiquiátricas, este hallazgo parece bastante razonable. Si añadimos el hecho de que las personas con hipocondría pueden sentirse estigmatizadas y desestimadas, se deduce que esto puede contribuir a la ansiedad y la depresión, lo que en algunos casos conduce finalmente al suicidio”.
Del riesgo mayor de muerte por causas naturales, los investigadores creen que puede que haya factores relacionados con el estilo de vida:
“Sin ir mas lejos, el consumo de tabaco, alcohol y drogas es más frecuente en las personas ansiosas y las que padecen un trastorno psiquiátrico. Dado que estas adicciones pueden limitar la longevidad, quizás su presencia explique, en parte, el aumento de la mortalidad por trastorno de ansiedad por enfermedad”.
Así, el paciente con hipocondría encuentra un alivio momentáneo y transitorio ante resultados médicos normales, pero rápidamente continúa su peregrinar de consulta en consulta buscando un diagnóstico médico que confirme sus temores.
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Finalmente, el tratamiento de la hipocondría no es sencillo y requiere de una adecuada evaluación médica de la sintomatología del paciente, por ello, es importante consultar siempre con un especialista.
Con información de: EL PAÍS y Sociedad Española de Geriatría y Gerontología
Fotografía: Centro Serendipia y Psicólogos Valencia