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Un implante cerebral la salvó de la depresión, ¿cómo?

Ingrid Consuelo Silva 4 septiembre, 2023 1549

Una publicación de la BBC comparte la historia de Sarah, una mujer de 36 años y cómo era su día a día hasta hace poco más de un año cuando la depresión la había afectado tan severamente que su agotamiento era inminente. Conoce su historia y cómo un implante cerebral pudo cambiar totalmente su vida.

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De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  a nivel mundial, se estima que el 5% de los adultos padecen este trastorno:

“La depresión se caracteriza por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras”.

Un implante cerebral la salvó de la depresión, ¿cómo?

Luego de intentar con numerosos tratamientos que incluían pastillas y hasta terapia de electrochoque, nada parecía funcionar como cuenta Sarah:

“Cuando estaba en lo más hondo de la depresión todo lo que veía era feo. Mi vida diaria se había vuelto limitada. Me sentía torturada cada día. Apenas me movía o hacía alguna cosa”.

La desesperación hizo que la mujer agotara todas las opciones posibles de tratamiento y fue entonces que surgió la alternativa de algo distinto, una solución experimental que nunca antes había sido empleada en el mundo y que hasta el momento solamente ha sido probada con Sarah.

Los expertos le explicaron a Sarah que sería necesario colocarle un dispositivo eléctrico en su cráneo, el cual se conecta con conecta con cables a su cerebro para poder detectar y tratar su depresión severa.

¿Una cirugía?

A la mujer le sorprendió la alternativa pues una cirugía de esa magnitud podría sonar aterradora, sin embargo, Sarah buscaba cualquier tipo de alivio que mejorara la “oscuridad” en la que sentía, estaba su vida hundida en la depresión.

Los pensamientos suicidas desaparecieron…

Así, la intervención requería insertar una cajita que contenía una batería y un generador de impulsos eléctricos en el cuero cabelludo, posteriormente se tenían que abrir pequeños agujeros en su cráneo para colocar los cables que darían seguimiento y estimularían su cerebro.

El procedimiento requirió de todo un día de trabajo. Se hizo utilizando anestesia general, por lo que Sarah estuvo inconsciente todo el tiempo y cuenta que al despertar, estaba eufórica:

“Cuando el implante fue activado por primera vez, mi vida dio un vuelco de inmediato. Mi vida volvió a ser placentera. A las pocas semanas, los pensamientos suicidas desaparecieron”.

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Finalmente, pasado ya un año, Sarah continúa con una buena salud física y mental, no padece efectos secundarios y le alegra haber salido de la depresión:

“Este dispositivo ha mantenido mi depresión a raya, permitiéndome ser la mejor versión de mí misma y reconstruir una vida que merece la pena”.

Con información de: BBC

Fotografía: MedImaging

Un implante cerebral la salvó de la depresión, ¿cómo?

Un implante cerebral la salvó de la depresión.

Una publicación de la BBC comparte la historia de Sarah, una mujer de 36 años y cómo era su día a día hasta hace poco más de un año cuando la depresión la había afectado tan severamente que su agotamiento era inminente. Conoce su historia y cómo un implante cerebral pudo cambiar totalmente su vida.

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De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  a nivel mundial, se estima que el 5% de los adultos padecen este trastorno:

“La depresión se caracteriza por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras”.

Un implante cerebral la salvó de la depresión, ¿cómo?

Luego de intentar con numerosos tratamientos que incluían pastillas y hasta terapia de electrochoque, nada parecía funcionar como cuenta Sarah:

“Cuando estaba en lo más hondo de la depresión todo lo que veía era feo. Mi vida diaria se había vuelto limitada. Me sentía torturada cada día. Apenas me movía o hacía alguna cosa”.

La desesperación hizo que la mujer agotara todas las opciones posibles de tratamiento y fue entonces que surgió la alternativa de algo distinto, una solución experimental que nunca antes había sido empleada en el mundo y que hasta el momento solamente ha sido probada con Sarah.

Los expertos le explicaron a Sarah que sería necesario colocarle un dispositivo eléctrico en su cráneo, el cual se conecta con conecta con cables a su cerebro para poder detectar y tratar su depresión severa.

¿Una cirugía?

A la mujer le sorprendió la alternativa pues una cirugía de esa magnitud podría sonar aterradora, sin embargo, Sarah buscaba cualquier tipo de alivio que mejorara la “oscuridad” en la que sentía, estaba su vida hundida en la depresión.

Los pensamientos suicidas desaparecieron…

Así, la intervención requería insertar una cajita que contenía una batería y un generador de impulsos eléctricos en el cuero cabelludo, posteriormente se tenían que abrir pequeños agujeros en su cráneo para colocar los cables que darían seguimiento y estimularían su cerebro.

El procedimiento requirió de todo un día de trabajo. Se hizo utilizando anestesia general, por lo que Sarah estuvo inconsciente todo el tiempo y cuenta que al despertar, estaba eufórica:

“Cuando el implante fue activado por primera vez, mi vida dio un vuelco de inmediato. Mi vida volvió a ser placentera. A las pocas semanas, los pensamientos suicidas desaparecieron”.

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Finalmente, pasado ya un año, Sarah continúa con una buena salud física y mental, no padece efectos secundarios y le alegra haber salido de la depresión:

“Este dispositivo ha mantenido mi depresión a raya, permitiéndome ser la mejor versión de mí misma y reconstruir una vida que merece la pena”.

Con información de: BBC

Fotografía: MedImaging

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